Galletas con Chispas de Chocolate

Si tuvieras que elegir un solo postre y ese iba a ser el único que podrías comer en el resto de tu vida, ¿cuál elegirías? Sin dudas, yo elegiría galletas de chispas de chocolate! Heredé el amor por esas galletas de mi mamá. Recuerdo que durante toda mi niñez, cuando a mi mamá se le antojaba algo dulce, lo que ella siempre quería era una galleta de chispas de chocolate (o 2 o 3, jeje). Sus favoritas eran las de Tollhouse, y fue un día glorioso cuando comenzaron a venderlas en cajitas en nuestro Target local. Como puedes imaginar, en una familia de 7, esa caja nunca lograba durar muchos días. A veces, mi mamá las metía en el freezer de una vez que llegaba a la casa. No sé si su intención fue tratar de conservarlas por mas tiempo o si era un intento a esconderlas de nosotros (aunque, claro, nunca funcionaba). De todas las galletas que existen en el mundo, esas llegaron a ser nuestras favoritas porque tenían una textura suave y correosa y estaban repletas de pedazos de chocolate (y si conoces a las mujeres de mi familia, sabrás que nunca falta el chocolate en nuestra casa. ¡Somos sus mayores fanáticos!)

Pues, en algún momento, mi mamá decidió que nosotras necesitábamos aprender a hacer las galletas que tanto nos encantaban. Y ahi fue que comenzó una gran búsqueda de la receta perfecta de galletas de chispas de chocolate. Déjame decirte que no fue nada fácil. Si tú eres una de esas personas que cree que todas las recetas de galletas son básicamente iguales, estás muy equivocado. No puedo contar las veces que nos fajábamos en la cocina horneando unas galletas, solo para quedar súper decepcionadas con el resultado. O salían super planas como un panqueque, o terminaban siendo duras y crujientes, o quedaban con una textura demasiado esponjosa mas parecida a la de bizcocho. Pero cualquiera que fuera su problema, nunca quedábamos satisfechas. Pero, no nos rendimos, porque imagínate, ¡estamos hablando de galletas! La búsqueda continuó por varios años hasta que un día, durante unas vacaciones, encontramos una receta que era un poco diferente a las demás. Nos prometía galletas grandes, suaves, y llenas de chocolate. Como habíamos fracasado tantas veces, no estábamos tan esperanzadas al comenzar. Pero, cuando salieron esas hermosa galletas del horno y le metimos un diente en una, quedamos enamoradas de una vez. ¡Eran perfectas y llenaron todas nuestras expectativas! (Y te digo a ti, que éramos medio quisquillosas en cuanto a nuestras expectativas). 

Inmediatamente, guardamos esa receta y comenzamos a hacer esas galletas con tanta frecuencia, que uno pensaría que tuviéramos o una repostería o una adicción (y no puedo negar que una de esas cosas sea verdad). 

Después de mudarme a mi amada RD, descubrí que esa hermosa humedad que nos hace sudar tan pronto que salgamos de la ducha, también afecta en gran manera el proceso de hornear. Mis primeras galletas salieron como unos panqueques grandotes, crujientes y bien planos. ¡Qué decepción! Pero, con un poquito de experimentación, pude modificar la receta para que me quedaran perfectas de nuevo. Voy a compartir contigo todos mis truquitos para que también te queden riquísimas a ti. Porque unas galletas así merecen ser compartidas.

Mis trucos:

  1. El primer secreto es derretir la mantequilla. Yo sé, yo sé, mi repostera fiel, esto no es lo que te enseñan en la escuela de repostería. Pero, confía en mí. Por alguna razón, esto funciona aquí. Compruébalo; te aseguro que no te arrepentirás.
  2. El segundo truco de estas galletas es agregar una yema extra. Normalmente, las recetas de galletas piden un solo huevo, pero la yema extra que vamos a agregar ayuda a que la textura quede suavecita.
  3. Notarás que en esta receta hay más azúcar morena que blanca. Hay una razón muy importante. El azúcar morena tiene la melaza que le fue quitada del azúcar blanca y eso la deja con una textura mas mojada y el color marrón. Esta humedad le ayuda a la galleta a mantenerse suave en vez de ponerse dura. Si has probado recetas que utilizan solamente azúcar blanca, notarás que la galleta que da es mas crujiente. Si no tienes azúcar morena, sigue este link para ver como la puedes hacer en casa con apenas dos ingredientes!
  4. Si has leído mis otras recetas, ya sabes la importancia de pre-calentar tu horno. Créeme, no querrás entrar tu masa en un horno medio caliente o aun peor, frío. Se derretirá antes de poder cocinarse, y tendrás galletas que parecen panqueques.
  5. El quinto truquito es poner la masa en la nevera (si tienes una hora o mas) o el freezer (si tienes menos tiempo o eres impaciente) antes de hornear las galletas. Esto, como el truco anterior, ayuda a que las galletas no queden como si un elefante las hubiese aplastado. La razón es que cuando la masa fría entra en contacto con el calor del horno, comienza a cocinarse de una vez y la galleta mantendrá su forma porque la masa se cocinará antes de poder derretirse. Ese es el truco que te dará galletas mas gruesas.
  6. El próximo secreto es con las chispas de chocolate. Al principio, cuando vimos esta receta por primera vez, dijimos “¡oye, pero mira cuántas chispas de chocolate requiere!” porque era casi doble lo que la mayoría de las recetas piden. Pero, decidimos seguir la receta, y ¡wao! Quedamos tan encantadas con el resultado. El chocolate extra realmente es un toque que hace que esas galletas sean tan indulgentes y deliciosas. Si eres muy tacaño con tus ingredientes, ¡lo siento, esta no será la receta para ti! Pero, créeme, ¡realmente vale la pena y los pesitos!
  7. El ultimo truco es con el tiempo. El error mas común con las galletas es dejarlas uno o dos minutos demás, porque muchas veces, uno está esperando a que se pongan el color clásico de una galleta – doradas. Pero, con las galletas, he aprendido que si te gusta que queden suaves, tienes que sacarlas del horno cuando se ven cocidas y doradas solo en los bordes, pero aun con el centro un poquitito suave y pálido. Se verá un poco mojado o lustroso en el medio, y eso es perfecto. Sácalas de una vez que se ven así, y remuévelas de la bandeja de inmediato. El calor que ellas aun tienen por dentro ayudará a que el centro termine de cocinarse, pero sin ponerse duro. Y ¡voilá, tendrás galletas perfectas!

La receta…

¿Sabes algo? Cuando pienso en todo ese tiempo que mi mamá y yo invertimos en buscar y probar recetas para encontrar la que daba una galleta perfecta, es un poco ridículo. Esa galleta de chispas de chocolate era tan deseable, tan elusiva, y tan valiosa para nosotras que estábamos dispuestas a buscar sin descanso hasta encontrar lo que anhelábamos. Y al final de cuentas, puedo afirmar que valió la pena y todo el tiempo y esfuerzo.

Pero, aun así, sigue siendo solo una galleta lo que logramos hacer. Algo bien sencillo que dentro de pocos segundos es consumido y deja de existir.

La biblia también habla de algo se debe buscar con mucho esfuerzo, algo sumamente más valioso que una simple galleta. ¿Sabes lo que es? 

La sabiduría.

Dice en proverbios 3:14 -15:

Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la inteligencia;

Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más que el oro fino.

Más preciosa es que las piedras preciosas;
Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.

¿Escuchaste eso? La sabiduría es más valiosa que la plata y el oro, más precioso que una joya. Es incomparable con cualquier otra coas que podrías desear, sí incluyendo una deliciosa galleta de chispas de chocolate.

En esta vida tan llena de decisiones, dificultades, y situaciones complejas, tenemos una necesidad continua de obtener y utilizar la sabiduría. La necesitamos para entender nuestro propósito en la vida. La necesitamos para saber priorizar nuestras responsabilidades diarias. La necesitamos para discernir entre lo correcto y lo incorrecto. La necesitamos para poder manejar nuestras relaciones con gracia y amor. La necesitamos para saber qué decir y cuando es mejor guardar silencio. La necesitamos para tomar decisiones buenas y prudentes. Y la necesitamos para agradar al Señor. No hay un día en nuestras vidas en que no necesitamos sabiduría.

Tal vez dirás ahora, entonces, ¿cómo se consigue? Job 12:13 dice:

Con Dios está la sabiduría y el poder;

Suyo es el consejo y la inteligencia.

Y en Proverbios 9:10 dice:

El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,

Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.

Dios es la fuente de la sabiduría. No podemos engañarnos creyendo que la poseemos dentro de nosotros o que la podemos encontrar en los consejos de nuestros amigos, las palabras de un filósofo, o en cualquier libro que no sea la biblia. Dios es el autor y la fuente de toda sabiduría. Pero fíjate que dice en Proverbios que “el temor de Jehová es el principio de la sabiduría.” Si no tienes un temor correcto (no miedo, sino reverencia) de Dios, si no lo amas, si no le has entregado tu vida, si no te has arrepentido de tus pecados y recibido la salvación, será imposible para ti tener sabiduría. Porque el primer paso en el camino de ser sabio es temer a Dios – tener una actitud correcta ante Él. Si no conoces al Señor de manera personal e íntima, te invito a leer estos pasos sencillos de como conocer a Dios aquí. 

Entones, si Dios es el autor de toda sabiduría, no te debe sorprender que para conseguirla, tienes que pedirle a Dios. Dice Santiago 1:5:

Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.

Si necesitas, lee ese versículo de nuevo. Dice la Palabra que si tú le pides sabiduría a Dios, te será dada. Es una promesa. ¡Qué privilegio tenemos, que el Dios del universo nos dará de Su infinita sabiduría si tan solo le pedimos un poco!

Querido amigo, la sabiduría de Dios vale mas que unas galletas de chispas de chocolate. Te invito a buscarla con mas fervor que mi mama y yo buscando esa receta perfecta de galletas. Acércate a Dios y pídele la sabiduría que necesitas para vivir una vida que le agrada.

Con amor y una pizca de sal,

Jenna

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